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El Cultivo

Semillas

La yerba mate tradicionalmente fue multiplicada mediante el uso de semillas. Esta modalidad requirió experimentación, estudios para lograr mejorar la germinación. La semilla requiere un proceso de escarificación superficial. Existen diversas versiones que describen los métodos utilizados entre los que aparecen hasta la recolección de semillas posterior a la ingesta de aves de corral entre otros. Lo que se generalizó  fue un tratamiento de inmersión de frutos, frotado y zarandeo y luego con la semilla seca se pasa a la siembra en almácigos.

Reproducción vegetativa

Macropropagación

Es la utilización de partes de una planta y su acondicionamiento para que produzca raíces y  desarrolle un plantín que originará una planta finalmente. Es popularmente conocida esta modalidad en diversas plantas como multiplicación por “gajos”. Esta  técnica que tiene mayores requerimientos en el proceso de enraizamiento de los gajos tiene también la ventaja de posibilitar la obtención de plantas con las mismas características de la planta madre.
El primer clon de Yerba Mate registrado a nivel mundial surgió luego de arduos trabajos de investigación de un  equipo de profesionales encabezado por el Ing. Agr. Mgter. Sergio D. Prat Kricun en la Estación del INTA de Cerro Azul. Estos trabajos incluyen hasta el presente un muy amplio conjunto de aspectos tecnológicos vinculados a la cadena de producción y elaboración de la Yerba Mate.

Micropropagación

Esta técnica básicamente es similar pero forma parte de los métodos de la “biotecnología” más avanzados y permite obtener plantines a partir de pequeñas partes de tejidos utilizando tubos de ensayo y otros recipientes en los que se utilizan medios de cultivos especiales con nutrientes y productos vegetales que van logrando el desarrollo diferenciado de la parte de las raíces y del follaje. De allí que se conozca esta técnica también como cultivo “in Vitro”.

En ambos casos la ventaja es la obtención de “clones” es decir “fotocopias” exactas de las plantas madres.

Estas técnicas, entre otras de manejo de plantas, suelos y plagas han permitido obtener rendimientos que superan en algunos casos en un 700 % o más el de yerbales tradicionales.

Repique del almácigo a vivero

Los plantines muy pequeños con solo algunas hojitas se “repican” a macetitas en viveros donde se les da un cuidado especial de humedad y luz controlada hasta que finalmente se los “rustifica” colocándolos en condiciones cada vez más rigurosas aproximándose a la situación de campo en la que deberán desarrollarse finalmente.

Plantación definitiva a campo

Cuando los plantines que fueron seleccionados previamente como aptos para ir a campo son finalmente “plantados” reciben una protección especial. Para evitar la excesiva pérdida de humedad por vientos, insolación de las hojas y del suelo se los protege con tablitas, paja, cañas formando una estructura denominada “poncho”.

En años recientes además de implantarse en curvas de nivel para disminuir riesgos de erosión por las lluvias se realizan plantaciones en alta densidad utilizándose de 2000 a 4000 plantas por hectárea a diferencia de los viejos yerbales con tal solo unas 1000 plantas por hectárea.

Manejo del Cultivo

En general luego de la plantación y hasta la etapa de inicio de cosechas continuadas cuando las plantas están desarrolladas, se realiza un intensivo cuidado controlando las malezas y plagas con herramientas manuales como azadas en las líneas de plantación (“liños”) y con rastras de discos y/o desmalezadotas rotativas con tractor entre las líneas de plantación. También se utilizan herbicidas y la implantación de cubiertas verdes lo que ha contribuido a una mejor conservación de los suelos cuando estas técnicas se utilizan adecuadamente integradas en un plan de manejo. Por otra parte las plantas reciben podas de formación a medida que van creciendo  y hacia los 4 años de edad comienzan ya las cosechas comerciales.